Esta semana se conoció la lista de libros incluidos en el catálogo White Ravens, nombrada así para resaltar los títulos que son considerados “cuervos blancos”, es decir, especímenes extraordinarios que sobresalen en medio de la bandada de libros infantiles y juveniles publicados en todo el mundo. La lista realizada por la Biblioteca Juvenil Internacional de Múnich, Alemania, reúne 200 títulos que, en esta oportunidad, provienen de 56 países y están escritos en 38 idiomas. De los tres libros colombianos que hacen parte del catálogo, uno de ellos fue hecho en Medellín: 24 señales para descubrir a un alien, una novela publicada por Tragaluz en abril de este año, escrita por Juliana Muñoz e ilustrada por Elizabeth Builes.
La Biblioteca Juvenil de Múnich, creada en 1949, es la más grande del mundo en cuanto acervo e investigación en el campo de la literatura infantil y juvenil. Cada año publica un catálogo con las reseñas de los mejores libros para niños y jóvenes que llegan a sus manos gracias a las donaciones de editores y diferentes organizaciones.
El criterio del catálogo es incluir libros provocadores que merecen la atención mundial. En respuesta, profesionales relacionados con la formación de lectores, maestros, bibliotecarios y editores, consultan este documento para descubrir los mejores títulos recomendados por expertos. Un libro con el sello White Raven tiene una promesa de calidad: portarlo lo identifica como una pieza excepcional que logra abordar un tema de interés universal al tiempo que combina, de manera innovadora, valores literarios, artísticos y de diseño.
De 24 señales para descubrir a un alien, los jurados de la selección resaltaron que “Con este valioso debut en el mundo de los libros infantiles, Juliana Muñoz Toro (1988) ofrece una mirada inusual y sin adornos de las rutinas y conflictos de una familia ordinaria”.
Esta es, en efecto, la primera novela publicada por Juliana, que en 2016 fue ganadora del concurso de escritura convocado por Tragaluz.
En el libro, Juliana habla sobre los papás que no recuerdan haber sido niños. Y ese olvido es suficiente para crear un abismo entre ellos y sus hijos. Tal es el caso de Benjamín, el narrador, un niño que está convencido de que la dureza del trato de su papá está relacionada, no con el olvido, sino con un episodio paranormal. Su papá es conductor de bus, y una noche -cuenta él- vio aparecer en la carretera un platillo volador. Benjamín cree que en ese avistamiento su papá fue poseído por un alien que lo manipula, y por eso no se ríe, no juega con él, lo regaña y trata mal a su mamá.
Cada capítulo del libro es un ítem en una lista de chequeo que Benjamín propone para reunir la evidencia suficiente de que su papá no actúa por voluntad propia. Es su deseo que haya otro mundo posible, que las cosas regresen a la normalidad. Su investigación avanza página a página con unos hallazgos que no tienen que ver con la fantasía sino con un drama profundamente humano.
En 2015, el libro Johnny y el mar, escrito por Melba Escobar e ilustrado por Elizabeth Builes, fue incluido en la lista, así que el reconocimiento de este año es el segundo que llega a manos de Tragaluz. En esta ocasión, la mención se da junto a la de dos editoriales bogotanas: Babel libros, que contribuye a la lista con su libro Corazón de león escrito por Antonio Ungar e ilustrado por Santiago Guevara, y Cataplum libros, con Adiós de Candelario Obeso, ilustrado por Juan Camilo Mayorga.
La Biblioteca Juvenil Internacional tiene disponible en línea una plataforma para encontrar todos los libros que han hecho parte del catálogo. El siguiente enlace corresponde a la mención de 24 señales para descubrir a un alien: http://whiteravens.ijb.de/book/780
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