Nuestro amigo el 9

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Firma del 9.

 

Los libros son como las insignias que usan los miembros de una fraternidad. Identificamos que una persona tiene algo en común con nosotros solo porque los lleva consigo. Dedicarse a hacer libros obra el mismo efecto, aunque en mayores proporciones: nuestro trabajo nos ha acercado a personas que nos hubiera gustado conocer desde siempre, porque de repente se convierten en amigos entrañables.

Eso fue lo que nos pasó con el 9, Albeiro Lopera. Llegó a Tragaluz para hacer un libro con nosotros, su primer libro. Este proyecto nos embarcó en un camino diferente al que veníamos siguiendo como editorial. Hasta el momento solo hemos publicado literatura; ahora nos proponemos sacar un libro que reúne una selección de las mejores fotografías de un reportero que ha documentado el día a día del conflicto armado colombiano. A esto nos referíamos cuando unos meses antes les anunciamos que este año presentaríamos una novena colección dedicada a la no ficción (ver entrada).

A lo largo de varios meses nos hemos reunido a pensar, entre otras cosas, cómo lograr que este libro le rinda un justo homenaje al 9. De cierta forma todos los libros de Tragaluz son homenajes a los autores. Pero en este caso ese afán tenía más sentido: sabíamos que el 9 estaba enfermo, y que en cualquier momento podía faltar. Nos urgía que sintiera que el libro iba a quedar tal y como él lo había soñado.

En varios de esos encuentros el 9 estuvo con nosotros. Fueron días en que se sentía bien y hacía el esfuerzo por venir a visitarnos para conversar sobre los avances. Luego no nos pudimos reunir con él porque su estado de salud no lo permitía; sin embargo, el libro siguió tomando forma, llenándose de vida. Finalmente ayer nos dieron la noticia: el 9 murió. Cuando eso ocurrió, estaba acompañado de amigos, familia y de su esposa, Patricia Monsalve, que lo había cuidado con todo el amor posible.

Su ausencia nos deja la responsabilidad y el privilegio de ser los custodios de esa parte de su obra que va a ver la luz en un libro que desde el principio decidimos que llevara su nombre, contara su historia y diera cuenta de todas las aventuras que vivió para que ahora seamos los espectadores privilegiados de un acervo de fotografías que narran con belleza la destrucción y el dolor provocados por la guerra.

Seguiremos trabajando para que el libro sea tal cual él lo imaginó, especialmente junto a Stephen Ferry, su amigo, colega y director de la colección Tragaluz que quedará inaugurada en cuanto este título llegue a manos de los lectores. El 9 quería que su libro fuera una edición visualmente poderosa pensada de una manera democrática, para que muchas personas pudieran tenerla y disfrutarla. En honor a sus deseos y a su amistad, eso haremos.

(Para saber más del 9, les recomendamos este artículo que escribió su amigo Alfonso Buitrago: Trasplante punk).

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