Lo que destacamos de la XXV Feria del Libro de Bogotá

La semana pasada terminó la XXV Feria Internacional del Libro de Bogotá (FILBo), y nos parece oportuno dedicarle una reflexión. 
Fueron catorce días en los que tuvimos la oportunidad de encontrarnos personalmente con lectores, editores, colegas y amigos. Quizás lo más relevante en este tipo de eventos es ese contacto con quienes aprecian los libros. Dar a conocer lo que hacemos ante casi medio millón de visitantes a la FILBo, escuchar sus opiniones, observar sus reacciones al tener nuestros libros en sus manos, es una experiencia que justifica la labor que comenzamos hace casi siete años. 
Es positivo el balance de esta última versión de la Feria. Es un evento cultural que se fortalece cada año, asumiendo el reto de seducir a los visitantes y de fomentar la lectura ofreciendo muchas maneras de acercarse a los libros. Queremos destacar algunos puntos sobre lo que observamos durante nuestros días en Corferias. 
Brasil como país invitado 
La delegación brasileña anunció que se había tomado en serio la invitación, y lo demostró. El diseño de su pabellón fue impecable. Nos gustó esa penumbra sutilmente iluminada que le daba a cada elemento dentro del pabellón el carácter de aparición, descubrimiento y novedad; la calidad de las fotografías; los separadores de espacios (aquellas palabras gigantes en madera); las exposiciones de Cora Coralina y Clarice Lispector, que provocaron en muchos el interés por leerlas y conocer su obra (es significativo que el último día estaban agotados todos los libros de Lispector en la Feria; aunque por otro lado hay que decir que fueron escasos los libros que se podían comprar de Cora Coralina). 
Exposición de Clarice Lispector. XXV FILBo. Tomada de: http://www.flickr.com/photos/filbogota/
Siendo invitado de honor, creemos que se le debió dar más despliegue mediático a la presencia de Brasil en Bogotá. Entrevistas con escritores, reseñas de libros, mejor comunicación de los eventos, formas creativas que convirtieran esa visita en un acontecimiento de ciudad y que tuviera impacto más allá de los muros de Corferias. Ojalá que su paso por Bogotá no haya sido algo efímero, sino la ocasión idónea para tentarnos a conocer a la voz, el imaginario, y la lengua de este país vecino. 
La Rueda de Negocios organizada por Proexport
Es necesario reconocer los esfuerzos que está haciendo esta entidad gubernamental por apoyar el crecimiento e internacionalización del mercado editorial colombiano. Según cálculos oficiales, la Rueda de Negocios permitió que se concretaran negocios entre editoriales colombianas y extranjeras por más de 20 millones de dólares. Para muchos editores, bibliotecarios y agentes literarios, fue uno de los eventos fundamentales en la Feria. 

Los pabellones para niños y jóvenes
Amplios, bien organizados, con una actividad lúdica constante y divertida. Desde los escenarios y la planeación lograron hacer de la lectura una actividad atractiva. Los actores que recorrían la Feria disfrazados de personajes literarios, la exposición de Rafael Pombo, y los juegos grupales, hacían de la visita a Corferias una experiencia agradable que motivaba a los pequeños lectores a iniciar una excelente relación con los libros. 
La programación cultural
Diariamente se sintió la presencia de grandes escritores, periodistas, traductores, editores e ilustradores. Que personas tan importantes en el mundo literario hayan visitado la FILBo fue un buen estímulo para asistir al evento. No sólo eran los nombres, sino la pertinencia y calidad de los invitados. Hubo conferencias memorables, como la de Nélida Piñón, o la de Gay Talese. Resaltamos el énfasis que se hizo en la conversación: el hecho de que los invitados tuvieran siempre un interlocutor hacía de cada una de las presentaciones un momento entrañable, casi íntimo, y permitía a los asistentes conocerlos en un ambiente familiar. Buen detalle que para muchas de las conversaciones el escenario de los auditorios se decorara con los muebles y sillas de la sala de una casa. 
Gay Talese 
Fue, sin dudas, el gran invitado a la Feria. Talese ha sido y sigue siendo un modelo para las nuevas generaciones de periodistas. Sus consejos, la manera fascinante de narrar las historias de cómo llegó a su oficio, su claridad con la ética del reportero, su hondura y elegancia al expresarse, le dieron a la programación de la FILBo un nivel muy alto. Además, sus palabras fueron relevantes en el contexto del periodismo nacional. Alrededor de la Feria hay cientos de miles de personas que quieren saber lo que está sucediendo, que están atentas a los medios de comunicación, con ganas de que les anuncien lo que van a encontrar, de que les recomienden libros, eventos, personajes; es la oportunidad perfecta para que los periodistas tiendan con su información un puente entre los ciudadanos y todo lo que ocurre alrededor de los libros. Qué bueno sería que para el próximo año se invirtiera más en la producción y divulgación de contenidos periodísticos que reflejen la intensidad y calidad de lo que sucede durante el evento. El blog oficial de la Feria generó productos valiosos, pero debería pensarse en aumentar el número de sus periodistas y actualizarlo varias veces al día; Publimetro hizo buenos artículos; el periódico El Tiempo le dedicó una sección permanente y activa, y aún así podrían contarse más historias que atraigan visitantes a la Feria. Ahí hay una buena oportunidad para los jóvenes periodistas. 
Organización de los stands
Seguimos pensando que es importante organizar por especialidades la distribución de los stands en la Feria. En un corredor pueden estar ubicados todos los expositores de editoriales independientes, en otro los que venden saldos, en otro los que se dedican a los libros jurídicos o de religión, etc. De esa manera se les da a los visitantes más claridad en su recorrido, el público de cada tema encuentra más fácil lo que busca, y eso, seguramente, también incide positivamente en las ventas de los expositores. 
Por último, nos llamó la atención que algunos expositores decidieron salirse de los esquemas, de los auditorios, y presentar los libros dentro de sus espacios en el pabellón. Eso le da vida a la Feria. 
Próximo año
Ya estamos preparándonos para la FILBo del próximo año. Desde nuestra primera participación asumimos el reto de reinventarnos en cada versión, para que los visitantes sientan que alrededor de los libros hay un cambio que no termina. 
Aprovechamos esta entrada para agradecerles a todos los que nos visitaron, y los esperamos de nuevo el año entrante.
Mediavuelta
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