Joana Toro, fotógrafa de impulsos

Joana Toro es una de esas fotógrafas que, siguiendo el impulso de sus emociones, registra los paisajes y las caras de las personas del común. Ella trabajó hace algunos años en las calles de Nueva York como muñeco: vestida de Hello Kitty, recorría el centro de la ciudad tomándose fotos con los transeúntes, por las que recibía dinero a cambio. Mientras se ganaba la vida, Joana retrató a los inmigrantes que trabajaban igual que ella, luciendo disfraces de Elmo, Mickey Mouse y otros personajes famosos. Sus fotos aparecieron tiempo después en diversos medios de comunicación internacionales y fueron editadas por Tragaluz el año pasado, en el libro Hello, I am Kitty.

Hoy celebramos el Día Mundial de la Fotografía y queremos compartirles una corta entrevista que le hicimos a Joana sobre el oficio de registrar el flujo de la vida con una cámara.

¿Qué representa la fotografía para ti y qué te impulsa a hacer fotografía?
Para mí la fotografía representa un lenguaje universal donde, sin importar edad, lengua, raza o nacionalidad se puede entender. Lo que me impulsa a hacer fotografía es algo que está dentro de mí. Siento que hacer fotografía es una fuerza interior que está ahí curiosa, latente, como forma de expresar mis emociones, mis pensamientos y mis ideas. Son parte vital de mi vida.


¿Qué es lo mejor de estar detrás de una cámara?
Entenderse como persona, entender al otro, poder ver el mundo a través del arte, la empatía, la curiosidad. Es como tener una forma avanzada de ver el mundo que te rodea.


Para ti, ¿qué es una buena foto?
Esta es una pregunta complicada porque lo que para mí es una buena foto para otro no. Hay unas reglas básicas, como en todo arte y lenguaje propio. Pero creo que lo que hace buena a una foto es que transmita emoción, sentimientos y que sea hecha con una actitud de amor, con querer, con buenas intenciones, con buena vibra, y que cumpla con las reglas básicas del lenguaje de la fotografía. 


¿Cómo es tu proceso creativo?
Hacer una foto es cuestión de dos o tres segundos, cuando ya tienes la pericia de muchos años encima. Es un proceso casi intuitivo. Pero más que el hecho de hacer una foto, es el por qué me llama la atención aquello a lo que le estoy tomando fotos. Lo que pasa por mi cabeza en el momento es un impulso, siento atracción por lo que veo y tomo la foto. Pero lo que hay detrás es un poco más profundo. A mí me gusta hablar de la justicia social, explorar la identidad y contar la migración de la gente de un pueblo a una ciudad o de un país a otro. Son como mis tres temas de interés, aunque siempre tengo unos ojos curiosos que están por ahí haciendo otras cosas.


¿Cómo es ser fotógrafo en medio de la pandemia?
Hay diferentes personalidades, fotos y tipos de fotógrafos, pero siento que, particularmente, hay una necesidad muy intensa de contar, ya sea desde el punto de vista íntimo o social. Los fotógrafos siempre van a estar ahí para narrarle al mundo lo que está pasando, y esto que estamos viviendo como humanidad es grande. Imagino que los fotógrafos estamos listos para trabajar. Hay unos que están mirando más hacia adentro y otros están afuera arriesgando sus vidas, pero siempre vamos a estar muy curiosos y muy atentos a lo que nuestras sociedades o comunidades necesiten.

 

Parte del trabajo de Joana lo pueden encontrar en su sitio web, el cual les recomendamos visitar: www.joanatoro.com.

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