“Hay que declararse, hay que pronunciarse, sacar la voz por lo que uno ama y por lo que uno cree”: Entrevista a Teresa Avedoy

Teresa Avedoy cree que, más que investigar en las bibliotecas públicas, hay que investigarlas a ellas. Investigarlas como un espacio habitable, como un lugar de acción política y poética. Incluso, como un recinto no solo de lectura y estudio, sino de ocio, esparcimiento y, por qué no, de descanso. ¿Qué es realmente una biblioteca pública? ¿Qué le da ese carácter de público? 

Avedoy es arquitecta, filósofa, creadora, investigadora, poeta y, sobre todo, lectora. Es la autora de uno de los últimos títulos de Tragaluz, el Manifiesto poético|político por la investigación de|en la biblioteca pública. Conversamos con ella sobre estos espacios, la necesidad de hacerlos visibles para destacar su importancia y su naturaleza poética y política

 

 

¿Por qué hacer un manifiesto sobre la biblioteca pública?

Siempre me llamó la atención que uno de los documentos más citados en bibliotecas, el Manifiesto IFLA, se llamara precisamente así. Me parecía curioso que usaran un término combativo para estos lugares supuestamente “tranquilos”. En Latinoamérica tenemos otras declaraciones que puntualizan su defensa de la biblioteca que no usan la palabra, pero que también van en ese sentido. 

Cuando tuve el primer borrador, en otoño de 2019, mis otras referencias eran los manifiestos artísticos, poéticos, políticos, sobre todo del siglo pasado (desde los Dada hasta el Manifiesto Cyborg), pero después de que lo envié a Tragaluz al comienzo de la pandemia, empecé a ver que se publicaban distintos manifiestos (feministas, de ilustración, uno lingüístico, otro por la lectura), empecé a pensar que quizá tenía algo que ver con el inicio de siglo. 

Además, hay que declararse, hay que pronunciarse, sacar la voz por lo que uno ama y por lo que uno cree. 

 

¿Cómo habitar e investigar un espacio como la biblioteca pública cuando corren tiempos en los que habitamos más los no lugares que los lugares, y en el que hay restricciones de presencialidad debido a la pandemia?

El concepto de “no lugar” de Augé quizá tuvo sentido en su momento –hay que ver que surge en el país pionero de la sociabilidad en el café urbano–, pero supongo que a estas alturas ya nos dimos cuenta que si hay cuerpo, hay presencia. Incluso los aeropuertos se habitan -curiosamente, la primera vez que estuve en Colombia me quedé 24 horas exactas en El Dorado-, ¿qué tanto suscribir el concepto de “no lugar”? ¿para qué es útil? No lo sé, quizá es que hace mucho dejé de ponerle atención al no lugar porque me interesa más el lugar. 

Con la pandemia -no sabemos si acabará, si vendrán otros virus- parece obvio que las bibliotecas optarán por el espacio abierto, pues la circulación del aire es clave, así que abrirán sus techos, crearán terrazas, y las humildes saldrán un poco más a los parques; suponemos que tomarán medidas más allá de las pantallas transparentes, como ya lo han estado haciendo en distintos lugares.

 

¿Cómo coexisten la política y la poesía en las bibliotecas? 

La biblioteca espacializa el proyecto político del Estado o de la organización que pone los recursos, pero también espacializa los proyectos de los individuos o de las sociedades que usan las bibliotecas. Es un lugar de total gratuidad y de libertad en el que podemos ejercer, si queremos, el arte de lo inútil pagado por el Estado… El Estado hace justicia a su nombre “estado”, como un estado de cosas (status quo), que no necesariamente está dispuesto a hacer cambios, porque como nos explica Segato, el Estado solo legitima (legitima un estar, ese es su ser), mientras que quienes sí pueden cambiar las cosas son los individuos o las sociedades que usarán o no las herramientas que proporciona el Estado, pero que a fin de cuentas puede utilizarlas para construir o reimaginar otras herramientas y otras formas de hacer, pues lo social no va a la saga del Estado, al contrario. Por eso un equipamiento así es político. Y poético.

¿Qué otros espacios deberíamos investigar al igual que como este manifiesto invita a que se investiguen las bibliotecas públicas? ¿Qué otros espacios de la ciudad deberían manifestarse de esta manera?

Cualquier espacio público que se use de forma individual, grupal o colectiva sería bueno y necesario de investigar. Hospitales, pequeños parques, canchas, salones de baile. Como decía Olga Oders, mi maestra y guía, ¿por qué importa más una cancha de básquet que una biblioteca? Pues eso, y viceversa.

¿Qué importancia tienen las bibliotecas en la vida corriente de una sociedad y en la cotidianidad de las personas?

¿Qué importancia tendrá un espacio donde puedes encontrar lugares que existían pero ya no, o lugares que nunca existirán? ¿Qué importancia darle a un lugar donde puedes aprender a pensar mejor o a divertirte? ¿Dónde puedes trabajar en tu forma de aprender a andar por el mundo? Es un recurso, no un fin en sí mismo, y lo que importa es lo que las comunidades y las sociedades hacen de ella, con ella, a través de ellas

 

0 Comentarios

Dejar una respuesta