El poder de los traductores

Jeronimo PizarroAcabamos de publicar el décimo título de la colección Lusitania: ‘En los días tristes no se habla de aves’ de la escritora portuguesa Filipa Leal. Esta colección nació en 2012 gracias a la iniciativa de Jerónimo Pizarro y al apoyo del Instituto Camões y la Embajada de Portugal.

Desde el principio, la colección ha estado bajo la dirección de Jerónimo Pizarro. Su trabajo como arqueólogo literario, además de traductor, ha permitido que al día de hoy Lusitania integre cinco títulos de Pessoa (y el mismo número de obras de autores contemporáneos): ‘Todos los sueños del mundo’ (2012), ‘Plural como el universo’ (2012), ‘El banquero anarquista y una entrevista sensacional’ (2013), ‘Un libro muy original’ (2014) y ‘El marinero’ (2015). Jerónimo también es profesor del Departamento de Humanidades y Literatura de la Universidad de los Andes y titular de la Cátedra de Estudios Portugueses del Instituto Camões en Colombia. Tiene un doctorado en Lingüística Portuguesa de la Universidad de Lisboa y otro en Literaturas Hispánicas de la Universidad de Harvard.

Ahora que publicamos el título número diez de la serie, queremos resaltar el valor del trabajo de los traductores. Nos asombra su capacidad para sumergirse en las lógicas creativas de los autores y su participación en todo lo que se viene después para los editores: la corrección que piensa en las barreras idiomáticas y la socialización del trabajo con todas las personas implicadas, escritor incluido, y sus expectativas de que el nuevo libro tenga el mismo encanto del original.

Jerónimo Pizarro nos respondió ocho preguntas relacionadas con su profesión. Se las compartimos:

 

¿Cuál dirías que ha sido la experiencia más determinante para formarte como traductor?

Haberme dejado «transportar» por mucho libros y querer recrear esa experiencia.

¿Cómo es tu método de trabajo?

Tratar de oír una voz y pasarla a otro idioma. Borges dice que «lo más importante de un autor es su entonación (…) esa voz que llega a nosotros». Y esa voz, en el caso de la traducción, tiene un mediador permanente.

¿Cuál es la traducción más difícil que has hecho? ¿De cuál te sentís más orgulloso?

Difícil decirlo, porque sería como comparar dos composiciones… Pero en general es más arduo traducir poesía, y hay versos de Fernando Pessoa o Cesário Verde que han costado largos tanteos y borradores mentales…

¿Qué libro te parece una traducción magistral? ¿Algún traductor al que admirés?

Suelo leer mucho la traducción que Borges hizo de Bartleby y la forma en que algunos de los pasajes más oscuros se iluminan con naturalidad y desparpajo en español. En el caso de Pessoa, admiro las traducciones de Ángel Crespo, a quien le debo también el descubrimiento avasallador de Guimarães Rosa.

¿Se forman buenos traductores en Colombia? ¿Hay suficientes?

Faltan escuelas. Incluso en mi propia Universidad… Y la primera escuela es la lectura y hay lugares donde la lectura -extensa, profunda, detenida, curiosa- se está volviendo un bien escaso. Si no se ha salido de un libro o de una película como si el mundo “real” se hubiera desvanecido, no se han descubierto las «magias parciales»* de la literatura. Yo aspiro a que la edición y la traducción, como un conjunto de teorías y prácticas, se valoren mucho más. En todo caso, mi mayor recompensa es la alegría que me genera el acto de traducir.

*Nota: para Borges, las “magias parciales” dependen del descubrimiento de la ficción, y para descubrir la ficción, algo tiene que arrancar al lector de sí mismo.

¿Se ocupan las editoriales en español de traducir autores portugueses?

De forma continua, solo un puñado mínimo. Pero eso está cambiando y en Colombia ya es posible encontrar más de cincuenta títulos de autores portugueses publicados en los últimos tres años.

¿Sueñas con traducir a algún autor?

A una cantidad interminable. Desde Sophia de Mello Breyner Andresen al padre António Vieira, desde Adília Lopes a Bocage, desde Luís Cardoso a Mia Couto.

¿Cuál es la palabra/expresión del portugués que te parece más enigmática desde el español? (que definitivamente necesitaría de mil palabras para ser explicada o cuyo significado simplemente desconocemos).

Ficar sem jeito, por ejemplo. Una serie de diminutivos como certinho. Una palabra corta como luar. Una muy bella como maresia. Están cerca de nosotros, pero no tienen un equivalente exacto. Es como pedirle a un portugués que traduzca «lunarejo» o «antojo»…


 

Sus traducciones

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